miércoles, 9 de diciembre de 2009

EMBARAZO PRECOZ:CAUSAS:


Es difícil determinar con exactitud las razones de la preñez de las adolescentes. Las causas son múltiples y se relacionan entre sí. Por lo general, la información se obtiene ya ocurrido el embarazo y no puede confirmarse que los motivos que ellas señalan, sean los mismos que las condujeron a éste

La OPS (1988) ha observado que sus causas son:

-Descenso de la edad de la menarca o primera menstruación

-Iniciación temprana de la actividad sexual

-Aumento del número de adolescentes sexualmente activas

-Periodo de adolescencia más prolongado

El embarazo de adolescentes se relaciona con tres factores: elementa las probabilidades de iniciar precozmente las relaciones sexuales y tener un embarazo no deseado. En familias donde la autoridad moral es débil o mal definida, con ausencia de la figura paterna o padres que viven en unión libre, y cuando personas distintas a los padres cuidan o crían a las adolescentes, también se provoca la actividad sexual temprana y el riesgo de una gravidez consecuente.

La madre encabeza la mayoría de las familias de bajos ingresos, asume el rol de administradora del hogar y se convierte en la proveedora principal de los alimentos, por tanto, desatiende aspectos significativos de su casa y a menudo no tiene en quien delegar esas responsabilidades. Las consecuencias son múltiples: en primer lugar, los jóvenes carecen de modelos morales de referencia para guiar sus conductas; muchos de los roles adultos se transfieren tempranamente a las jóvenes. Por tanto, muchas de ellas ingresan prematuramente en la vida adulta con el cuidado de sus hermanos menores. Con ello se les pone en contextos sociales que las conducen a buscar gratificaciones inmediatas.

El embarazo sería una de las maneras de la joven para satisfacer necesidades que no ha podido cubrir, o podría tomarse como una buena salida para el exceso de independencia o dependencia a la que se ven sometidas. Mediante la posibilidad o fantasía de tener una relación estable de pareja, la adolescente "muy independiente" puede volver a restablecer algo de su dependencia, ahora ya tiene a alguien que la cuide y la proteja. Por otro lado, la adolescente muy forzada a permanecer en casa y a no independizarse, puede fantasear que alcanzaría cierta autonomía con una relación de pareja y salir de su familia.

La gravidez de las mujeres jóvenes se da en quienes tienden a depender de alguien y a ser pasivas, confusas, de pobre autoestima, con escasa o ninguna comunicación con sus padres, en especial en lo referente al sexo; viven sentimientos de rechazo, abandono y soledad, carecen de confianza en sí mismas y por lo mismo buscan atención y ayuda.

Se ha demostrado que las hijas de madres adolescentes o con amigas o hermanas embarazadas en la adolescencia, se preñan a la misma edad. La adolescente encinta suele exhibir una especie de competencia e identificación con la madre; por tanto, es frecuente que tenga su primer hijo aproximadamente a la misma edad en que lo hizo la mamá. Algunas jóvenes quedan embarazadas porque no vislumbran otra alternativa para su existencia y carecen de mayores aspiraciones, además de encontrar en las relaciones sexuales un apoyo y correspondencia emocionales que las ayuda a afirmar su femineidad. También idealizan y exigen demasiado de la maternidad, considerándola como una oportunidad para definirse a sí mismas. Así, su embarazo se convierte en una forma de "escapar" al proceso de maduración en la adolescencia.

Entre las explicaciones de este fenómeno está que el ambiente del hogar es muy estresante o que provengan de familias inestables, con una figura paterna, marcada por la ausencia física del padre. A las madres de estas chicas se les ha descrito como competidoras y retantes, dominantes, con una relación simbiótica y ambivalente con su hija, la cual percibe a la madre como inadecuada; al padre se le ha descrito como una persona pasiva, poco afectiva, débil o ausente. La comunicación de problemas personales con la madre es poca o no existe. Con sus amigas tampoco platican mucho de relaciones sexuales premaritales o del uso de anticonceptivos. El tema más frecuente respecto a la conducta sexual y anticonceptiva, es el número de hijos que quisieran tener. Su nivel de conocimientos de cómo se embaraza alguien, es relativamente alto pero, al pasar al de la anticoncepción, decrece.

Las adolescentes más jóvenes, de 12 a 15 años, son las que tienen mayor probabilidad de quedar encinta en la primera o segunda relación sexual, son naturalmente impulsivas y es poco probable que actúen de forma planeada.

Que una adolescente use o no métodos anticonceptivos depende de su grupo social o amistades, las circunstancias de su educación sexual, la cultura y las características de su compañero, del tipo de relación que lleve con él, y de las expectativas que tenga de su futuro.

Respecto a la educación sexual, en muchos grupos persiste el mito de que proporcionar a los jóvenes información sobre la sexualidad, la prevención del embarazo y las enfermedades de transmisión sexual, provoca relaciones a edad temprana y promiscuidad. Este es uno de los muchos factores que aumenta los embarazos no planeados, ya que este tema se convierte en prohibido y origina que las jovencitas tengan ideas vagas y distorsionadas.

La adolescente tiene, en general, relaciones sexuales sin protección anticonceptiva. Las razones de esta carencia son una mezcla de ignorancia de la fisiología de la reproducción y una negación mágica de las consecuencias de la actividad sexual. Simplemente no cree que pueda embarazarse por la edad o por la infrecuencia de las relaciones. Otra causa es pensar que los anticonceptivos quitan romanticismo a la relación o que su uso trae el riesgo de que "otros" lo sepan y sería mal vista.

Muchas adolescentes evitan el conflicto de usar anticonceptivos y prefieren arriesgarse a una concepción y sufrir consecuencias consideradas remotas, como ser vistas con mucho interés en las relaciones sexuales, enfrentar y aceptar que es activa sexualmente, lo cual daña la imagen ideal de sí misma.

Entre las adolescentes que han tenido un embarazo no deseado y las que no han sufrido esta experiencia, existe una amplia brecha. Las que continúan con una mayor comunicación con sus compañeras al respecto y se forman un concepto favorable de su madre y de su pareja, tienen menos probabilidades de pasar por la vivencia de un embarazo no deseado. Las jóvenes con altos niveles de planeación del futuro, con aspiraciones escolares, con bajos niveles de manipulación del afecto para alcanzar sus metas y con poca aceptación de las formas sociales, tienen una probabilidad mínima de vivir una experiencia de este tipo.

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